martes, 5 de julio de 2016

Aquilino Martín (4), Amanece, que no es poco, y sus cambios laborales.

Aquilino Martín salió
de su casa templado
llevando su madurez a cuestas
y su infancia en los labios

Anduvo haciendo Zigzag
como el negro Nge
para que le diera más tiempo
a ir pensando a dónde iba.
(no tanto en lo de ir al curro
sino en lo de ir en la vida)

Saludo a la dependienta
de la lencería
se compro un racimo de besos
en la floristeria
y saludo al yayoflauta
de la esquina
con el puño en alto
como cada día.

A la entrada de la oficina
encontró a dos pobres en la puerta
uno que pedía limosna
y el otro una hipoteca sin garantía.
le dio la hipoteca al de la limosna
y al otro un verso de Luis García
Ese que empieza
“Nadaba yo en el mar y era muy tarde”.
Y termina
“En el periódico
el nombre del ahogado no era el mío”

Aunque pensó que lo era
cuando no vio el cartel en su mesa
que siempre le recordaba quien era
(por si no lo sabía)
y vio iluminada al fondo la puerta de salida.

Tenian color distinto las paredes
cambiaron la luz indirecta
que ocultaba clausulas por el suelo
y sueños por techo
entre las horas perdidas
y vio temeroso el logotipo moderno
que un lugar de una hucha
ahora parecía una sandía.

No te preocupes Aquilino
le dijo su compañera de mirada azul
y boli rojo,
la cosa esta negra
pero solo hemos cambiado la guardía civil
por la secreta 
(que somos los mismos)
el problema será si al fin
en unos pocos meses
existe algún guardía Fermin.

Más tranquilo
se vistió de serio
y puso cara de pena
y a un señor que le preguntó
por un tipo impositivo
le soltó un verso
de Laura y el sistema
Ese que dice
“Cómo convenzo
a Hacienda
de que desgrave de mi declaración
el daño de tu ausencia”
Y así paso la jornada
sin frío ni calor
tan solo con la con fusión
del cambio de colores 
y de denominación

Y como al salir al mediodia
tenía mucho hambre
pidió su típico Bitter Kas
y sus boquerones en vinagre
brindando porque al final todo cambia